Primera etapa: 48km, del castro celta de la Ulaña al noble pueblo de Sedano.
La conquista Romana de Hispania duró 200 años, de 219 a.C. a 19 a. C. Las últimas tribus celtas del Noroeste resistieron durante décadas y se caracterizaron por ser extremadamente agresivas e indómitas. La lucha fue tan salvaje y la resistencia tan feroz que se llamaron al servicio hasta siete legiones Romanas. Fueron tantas las pérdidas de vidas que muchos soldados Romanos se negaron a luchar o huyeron. La Legión, I Augusta, sufrió la humillación de tener prohibido usar su nombre y estandarte como castigo por su incompetencia. Finalmente el mismísimo Emperador Augusto llegó a tomar el mando de su ejército en 26 a. C., y bajo su liderazgo, durante los siguientes siete años, los romanos asediaron permanentemente los castros hasta que las últimas tribus celtas finalmente fueron derrotadas y se impuso la “Pax Romana”.
Durante la conquista Romana, el legendario castro de Bravum, al borde de las montañas cantábricas, en el noroeste de Burgos, era famoso por haber resistido al persistente asedio durante décadas, y fue el origen de la resistencia guerrillera que humillaba constantemente a las legiones Romanas. No obstante, cuando el Emperador Augusto lideró la campaña final, los guerreros del clan Turmogo, que amaban la libertad por encima de todo, temieron lo inevitable y prefirieron comer las venenosas semillas del tejo antes que rendirse y convertirse en esclavos romanos. Por esta razón, un otoño, la ciudad desapareció sin dejar ni rastro, dejando a los romanos desconcertados. Los guerreros eligieron la muerte antes que la esclavitud y sus familias desaparecieron con los huesos de sus héroes y algunas pertenencias de valor entre los valles estrechos y los cañones escarpados de las hoces del río Rudron, de donde provenían sus antecesores.
La etapa 1 empieza en la fortaleza natural de “Castro Ulaña”, el mayor castro celta en España, y avanza en dirección norte hacia el paramo de las Loras donde desciende a los hermosos cañones del río Rudrón. Siguiendo antiguos senderos, esta etapa sube y baja varias veces las empinadas laderas de los cañones pasando por algunos preciosos pueblos medievales hasta finalmente subir al dolmen de Valdemuriel y atravesar un pequeño paramo antes de empezar el último descenso al Noble pueblo de Sedano.